sábado, 15 de abril de 2017

DESTERRAR LA RABIA Y EL RENCOR

Perdonar, es sobre todo, desterrar el odio de tu corazón. El motivo más obvio para perdonar es liberarnos del sentimiento debilitador de la rabia y el rencor crónicos. Estas dos emociones son las que convierten el perdón en un desafío, a la vez que en una grata posibilidad para quien desee mayor paz.


La rabia y el rencor, como todos sabemos,  son emociones muy fuertes que desgastan nuestra energía de muchas maneras. Cuando hayamos quitado las capas, probablemente descubriremos que esa rabia en realidad es un sentimiento superficial. No nos referimos a que sea algo trivial o falso, sino en el sentido de que hay muchos otros sentimientos y dinámicas por debajo de él.

Cuando nos perdemos en la rabia nos volvemos sordos a nuestros sentimientos más profundos. Hemos aprendido a escuchar sólo aquellos que saben gritar más fuerte.

¿COMO DESTERRAR LA RABIA Y EL RENCOR?

Vamos con un ejemplo práctico:

El dueño de una empresa gritó al administrador, porque estaba enojado en ese momento. El administrador llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de gastar demasiado, al verla con un vestido nuevo. La esposa gritó a la empleado doméstica porque rompió un plato. La empleada dio un puntapié al perro porque la hizo tropezar. El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la vereda, porque obstaculizaba su salida por la puerta. Esa señora fue al hospital a vacunarse contra la rabia y gritó al joven médico porque le dolió cuando le aplicó la vacuna. El joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado. La madre le acarició los cabellos diciéndole:

 - Hijo, mañana haré tu comida favorita...trabajas mucho. Estás cansado y necesitas de una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas para que descanses con tranquilidad. Mañana te sentirás mejor. Luego lo bendijo y abandonó la habitación, dejándolo sólo con sus pensamientos…

En ese momento, esa madre con su actitud interrumpió el círculo del enojo, porque chocó con la Tolerancia, con el Respeto, con el Perdón y con el Amor


Hagamos una pausa de unos pocos minutos y pensemos en alguna ocasión en que te hayas enfadado. ¿Cómo te sentías? O, si en estos momentos la cólera te invade, toma conciencia de cómo te sientes… Ahora, respira hondo y adéntrate en tus sentimientos. ¿Qué ves bajo tu rabia? ¿Ves miedo? ¿Tristeza? ¿Inseguridad? ¿Desamparo? ¿Impotencia? ¿Sientes que te han herido o abandonado? ¿Tienes una sensación de desilusión ante expectativas no satisfechas o sueños no realizados? Mira aún más profundamente. Bajo ese miedo, esa frustración y/o tristeza, ¿hay un ruego a alguien de que te preste atención, de que te escuche? ¿Hay una petición, consciente o inconsciente, de respeto, reconocimiento, interés o amor?

Debemos aprender a escucha y observa nuestros sentimientos y emociones. Cualquier manifestación de rabia como: insensibilidad, irritabilidad, agresividad, comportamiento estúpido, etc., identifícalos como un grito que pide reconocimiento, respeto, ayuda y amor.

CONSEJOS PARA SANAR EL RESENTIMIENTO Y LA RABIA HACIA LOS DEMÁS:

Guardarse de la continua sospecha
Limpiar el corazón para ver bien
No querer ver segundas intenciones en todo lo que hacen o dicen los demás
No hurgar en heridas antiguas, resucitando viejos recuerdos
Ser leal y hacer una crítica sana
Buscar siempre el diálogo y el entendimiento con la persona


Cuando alguien nos hace algún mal, inmediatamente lo etiquetamos como una persona que acostumbra hacer ese tipo de cosas. Lo archivamos en nuestra mente con esa etiqueta y cerramos el cajón. Convertimos al otro en nuestro prisionero. No le concedemos la posibilidad de cambiar. Pero las personas cambian. Se arrepienten, Se transforman. Pueden un día ser distintas y lograrlo. Perdonar a alguien es otorgar la confianza que el otro necesita para superarse, para empezar a ser la otra persona que querría ser. Tu perdón permite que las buenas intenciones de los demás fructifiquen.

El perdón no se da en un abrir y cerrar de ojos, sobre todo si uno ha permanecido atorado en el rencor demasiado tiempo. Perdonar es un camino, un proceso que nos pide cambiar constantemente. Como proceso hay distintas etapas que se recorren. Cuando ha habido una herida muy honda, por ejemplo, un abuso sexual o un divorcio, las personas suelen atravesar fases como la de la negación, el dolor, la rabia, la aceptación el perdón y el aprendizaje. Es importante no saltar etapas sino recorrer una por una a su tiempo.

Recuerda que  perdonar es un arte del espíritu que conlleva sobre todo desterrar en nosotros el rencor y la rabia… Lo que importa no es lo que nos pasa sino lo que sentimos respecto a lo que nos pasa…


Si has leído esta entrada que hoy hemos publicado, si te atreves a mirar adentro de ti con amor, a observar tus emociones y sentimientos más profundos con valentía y reflexión,  entonces…  ¡Felicítate!… tienes motivos para estar orgulloso/a de ti… Estás abriendo tu corazón, estás dando el primer paso para tu liberación y creciendo en humanidad….
Para terminar te invitamos a realizar este tratamiento de perdón y liberación:


FUENTE: Luz Plena

Los ángulos de nuestra vida

Los ángulos de nuestra vida

Pasamos por muchas etapas, son muchas las circunstancias que van cambiando, las personas que entran y salen de nuestra vida.

 Las rutinas cambian, los hábitos se renuevan, vamos para atrás y para adelante. Nos caemos y nos levantamos y en este juego pasa la existencia.

Nos vemos iguales, pero somos otros. De pronto te encuentras descubriendo que aquella comida que tanto te gustaba no te sabe especial, que los aromas que deseabas han dejado de estimularte o que aquella música que disfrutabas con pasión ahora suena demasiado fuerte.

La vida nos va suavizando. Lima nuestras esquinas, lame las asperezas y reduce las rebeldías.

No sabemos cómo. Tampoco en qué momento, pero sin apenas sentir la forma o el modo en que sucede, algo se escapa lentamente para no volver.

Sucede con las amistades, con las compañías y hasta con el amor.

Todo cambia. Nuestra forma de ver la vida también. La realidad está fuera y es la que es. La existencia pone el marco y dibuja el cuadro.

Todo empieza y termina en uno, en esa chispa mágica que es la vida.

Aprender a ser felices es aprender a estar bien con uno mismo, elegir lo que te haga sentir bien y empezar a despedirte de lo que te aleja de tu centro. Pero también es verdad que hasta que entendemos y sabemos lo que queremos hay toda una carrera de obstáculos salpicados de emociones, sorpresas y sensaciones que nos hacen llegar al cielo y besar el infierno.

En un momento no preciso, uno empieza a seleccionar.

Sutilmente. Sin saber cómo, pero de alguna forma,  esto te vale y lo otro no. Aquello conecta con tu interior y lo otro, para nada y vamos renovando nuestras pasiones o nuestros miedos.

Lo deseable es ir mejorando en ese trayecto, mejorar significa salvar las carencias, renovar esperanzas y despedir temores.

Que cada vez seamos más serenos, menos necesitados y muchísimo menos ansiosos, más capaces de aceptar lo que venga y decir adiós a lo que se vaya.

Que seamos más lo que hemos venido a ser.
Fuente: Mirar lo que no se ve

La gratitud y su influencia sobre nuestra salud

La gratitud y su influencia sobre nuestra salud
En este artículo hablaremos de cómo la gratitud influye sobre nuestra salud física y emocional. El uso del lenguaje muchas veces nos lleva a error o ambigüedad, ya que en ocasiones las palabras nos limitan a la hora de expresar determinados sentimientos. En nuestra cultura la palabra «gracias» puede usarse cuando alguien nos acerca el salero durante la comida o cuando alguien nos escucha y nos ofrece su apoyo cuando más lo necesitamos. En estas situaciones todos estaríamos de acuerdo en que, aunque suene igual y se escriba de la misma forma, no podríamos atribuirle el mismo significado a la palabra «gracias».
Tal vez sea por este motivo por el que determinadas culturas emplean diferentes palabras para mostrar su agradecimiento en función de su significado. El sentimiento de gratitud es común a toda la humanidad, pero como publicó la revista MUY INTERESANTE hace poco, no todas las culturas lo expresan de la misma manera.
Los chinos no utilizan la palabra «gracias» tan generosamente como los occidentales, ya que consideran que hay un punto de hipocresía en ello. La reservan para las acciones benéficas que van más allá de la mera cortesía cotidiana. Además, utilizan los regalos para dar las gracias, y si se recibe uno, se debe corresponder con otro, a menos que se quiera caer en un notable acto de mal comportamiento.
Por otro lado, los japoneses utilizan la palabra «arigato» para agradecer algo con sinceridad, pero utilizan otra como «sumimasen» cuando se trata de un agradecimiento formal por un gesto cotidiano. Esta última palabra puede utilizarse como agradecimiento o como disculpa según el contexto.
Por su parte, en la India no se dan las gracias a un amigo o familiar, ya que entre los seres queridos el agradecimiento se sobreentiende; la palabra se reserva para la gente con la que no se tiene confianza.
Es posible que sea por esto por lo que los occidentales no alcanzamos a entender la gran implicación que tiene el sentimiento de gratitud sobre nosotros mismos, los demás y nuestra salud. Debido a la educación que recibimos, utilizamos constantemente la palabra «gracias», ya sea como formalismo o como muestra de respeto.
En entradas anteriores, ya hablamos de la importancia de la gratitud. Ésta se ha puesto de moda en los últimos años como uno de los principales motores que impulsa el pensamiento positivo. Está muy presente en libros y cursos de autoayuda y coaching emocional. Nos dicen que sentirse agradecido es bueno para nuestra salud mental e incluso para nuestra salud física, pero… ¿hasta qué punto?
El estudio de Correlaciones neuronales de la gratitud, realizado en 2015 por el Departamento de Psicología de la Universidad de California y dirigido por Glenn Fox, ha demostrado que el sentimiento de gratitud produce resultados positivos muy importantes como son: satisfacción, vitalidad, felicidad, autoestima, optimismo, esperanza, empatía y deseos de ofrecer apoyo emocional a otras personas. Además durante el estudio, se observó la actividad cerebral de los sujetos en lo que se indujo este sentimiento, y según los autores las zonas que se activaban ―sobre todo las situadas en las regiones ventral y subgenual del córtex prefrontal medio― son las que se asocian normalmente con la recompensa social y los lazos interpersonales. De lo cual se puede concluir que había una relación entre el agradecimiento y el bienestar psicológico que provocan las emociones positivas.
Otros estudios han relacionado las expresiones de gratitud con las variaciones en el gen CD38, que afecta a la secreción de la oxitocina, hormona que parece estar involucrada en el reconocimiento y establecimiento de relaciones sociales y podría estar involucrada en la formación de relaciones de confianza y generosidad entre las personas. Se pudo comprobar en un estudio de ADN que dos poliformismos que afectan a la expresión de dicho gen, y que, si por separado estaban asociados con el sentimiento de satisfacción, las emociones positivas y el compromiso social; su influencia combinada se relaciona con una amplia gama de comportamientos y actitudes relacionadas con la gratitud.
La psicóloga Gloria Bernabé Valero, de la Universidad Católica de Valencia, tras realizar diferentes estudios sobre el sentimiento de gratitud, nos dice que muchas personas resilientes cuentan que una de las emociones que más amortigua los efectos negativos de la adversidad es la gratitud. Esto nos da una pista importante de cómo este sentimiento puede ser un recurso fundamental a la hora de superar aquellos momentos en los que la vida nos pone a prueba.
En otros estudios de esta investigadora, se habla de que en determinados estudios se pudo comprobar que La gratitud predijo significativamente menor riesgo de depresión mayor, trastorno de ansiedad generalizada, fobia, dependencia a la nicotina, dependencia y abuso de alcohol, drogas y bulimia nerviosa.
Uno de los mecanismos propuestos que vinculan la gratitud y el bienestar psicológico es la reducción de las emociones tóxicas resultantes de la autocomparación y la comparación social (Emmons y Mishra, 2011). Se propone que los individuos agradecidos son menos propensos a involucrarse en comparaciones sociales ascendentes que pueden resultar en envidia o resentimiento, o en autocomparaciones con resultados alternativos en su propia vida que pueden resultar en lamentaciones. Ese tipo de comparaciones podrían causar en las personas que sintieran que les falta algo que los demás sí tienen, o que ellos desearían para sí mismos. Como la gratitud se focaliza en la benevolencia hacia los otros, es incompatible con la envida y el resentimiento, por lo que las personas agradecidas aprecian las cualidades positivas en los otros y son capaces de sentir felicidad por la buena fortuna que les ha ocurrido a los demás.
Por otro lado, la gratitud también contribuye al bienestar a través del aumento de la accesibilidad de los recuerdos positivos. Las personas agradecidas se caracterizan por un sesgo de memoria positiva (Watkins, Grimm y Kolts, 2004). Esta tendencia positiva se extiende a los recuerdos positivos, tanto intencionales como intrusivos.
Además de todos los beneficios que este sentimiento puede tener sobre nuestra salud, también podemos afirmar que una poderosísima herramienta en otros ámbitos como el laboral. En un estudio realizado por Daniel Kahneman en la Unversidad de Princeton, el 81% de los encuestados declaró que trabajaría mejor si tuviese un jefe agradecido. Esto concuerda con la manera de actuar de Doug Conant, presidente de las Sopas Campbell’s, el cual levantó su empresa con una política de gratitud que reconocía personalmente los méritos de sus empleados.
Con lo visto hasta ahora, podemos considerar que convendría ser agradecido, aunque solo fuese por egoísmo, ya que quienes practican el agradecimiento son sus principales beneficiados; sin olvidar el beneficio que se aporta a los demás.
  Antonio Pérez Leal

martes, 11 de abril de 2017

¿Sabes en qué nivel de vibraciones estas? ¿Cómo estas vibrando hoy?

¿Sabes en qué nivel de vibraciones estas? ¿Cómo estas vibrando hoy?


La vibración más baja corresponde al terreno de nuestro ego, es el nivel del miedo y por eso se generan toda clase de problemas. La vibración media es el terreno de la esperanza, de esta manera, comienza a producirse la "suerte". Finalmente, la vibración más alta corresponde al terreno del Espíritu, es el nivel de la Fe Absoluta, en el cual se producen los milagros, la mayoría de nosotros nos encontramos vibrando en el nivel medio. A veces decaemos por los problemas que se nos presentan y después de realizar cierto esfuerzo nos recuperamos. Otras veces, vivimos momentos de iluminación y gran conexión con nuestro Creador, entonces, vibramos con una energía alta y nos sentimos poderosos, llenos de fe y entusiasmo.

Cuando una persona comienza su camino de crecimiento personal, lo primero que surge son sus resistencias internas. El primer día decide, por ejemplo, comenzar una dieta, repetir afirmaciones u organizar su vida, sin embargo, al día siguiente es probable que no haga ni la mitad de las cosas que se propuso. Estas resistencias están generadas por el ego, el ego es la parte que se siente separada del Espíritu y que, a su vez, genera el drama personal.
Es muy difícil mantenerse en un mismo nivel todo el tiempo. Es probable que te sientas muy bien en un momento, pero luego te encuentres con tu ex pareja, o te pelees con tu jefe, tu hijo o un amigo, o te enfermes, y encuentres tu vibración personal cambie súbitamente. Cada persona debe aprender a cuidar sobremanera su vibración personal.
Por lo general, aquellas personas que nos traen problemas son "maestros “que nos enseñan lo que no hemos sanado que ponen a prueba nuestra posición, de esta manera sabemos si esa posición es sólida o no. Si alguna persona tiene la facultad de "ponerte de mal humor", es porque aún tienes una parte débil en tu ser que necesita ser sanada. No puedes cambiar a los demás pero sí puedes cambiarte a ti mismo.

Otra verdad metafísica explica que "las Leyes Superiores se imponen sobre las Inferiores". Esto significa que en cuanto mejores tu vibración personal, mejorarás la vibración de todos aquellos que te rodean. Esta es la forma más efectiva de cambiar a los demás". Con sólo mejorar uno mismo, mejoran las relaciones con los otros. Este principio nunca funciona al revés, ninguna persona de vibración baja puedes disminuir tu vibración, salvo que te encuentres débil, de ser así, no estabas vibrando alto.

La preocupación complica la solución de un problema porque baja el nivel vibratorio. En nuestra cultura está "bien visto" que una madre se preocupe por su hijo o viceversa. Sin embargo, desde el punto de vista metafísico, la preocupación puede ser muy dañina porque aumente la fe en lo negativo y agrava el problema. La mejor manera de ayudar a una persona es "ocuparse" de ella para que mantenga la fe bien alta y piense en la solución feliz del problema. Un hijo que se angustia por la enfermedad de su madre está demostrando tener más fe en la enfermedad que en la recuperación de su salud; por lo tanto, su preocupación está ayudando a que su madre se enferme aún más. En ese caso, el hijo deberá primero curar sus propios miedos para luego intentar ayudar a su madre. Esto no significa ser indiferente al problema, sino todo lo contrario; la diferencia esencial reside en que debe mantener toda la atención posible en la feliz solución. La fe del hijo en la curación de su madre será la mejor ayuda que ella pueda recibir.

Cada vez que quieras ayudar a alguien, deberás primero elevar al máximo tu energía personal y después entrar en contacto con la persona necesitada. En síntesis, para ayudar a otros tienes que estar muy bien contigo mismo; de lo contrario, el problema ajeno te puede llegar a absorber. Un metafísico debe ser sanamente egoísta y pensar en sí mismo primero; debe aprender a mantenerse siempre en una posición fuerte para ayudar a los demás a salir del pozo.
Debes recordar que es el ego de cada uno el que genera los dramas personales. Por eso, es importante que te mantengas en una posición positiva para recordarle al otro su verdadera naturaleza espiritual, que la vida es felicidad y que debe restituir su nivel de alegría. No escuches al ego de la persona que sufre; escucha a su Espíritu y te darás cuenta que Dios siempre está presente.

Cuando una persona siente un gran miedo, está utilizando todas las técnicas metafísicas en forma negativa. La persona pronuncia las palabras que describen su miedo; visualiza con claridad lo que podría pasarle y, finalmente, siente en todo su cuerpo las reacciones que el miedo produce. Si se insiste un poco en este proceso, la manifestación de aquello que se teme se producirá con mucha facilidad. Si la persona tiene miedo a enfermarse, es probable que hable con la gente acerca de la enfermedad; también, se vea a sí misma padeciéndola y se imagine todo el dolor que su cuerpo sentiría si estuviera verdaderamente enferma.
En síntesis, el miedo es la fe en lo negativo. Para elevar el nivel vibratorio se debe utilizar esta misma fórmula, pero eligiendo pensamientos más positivos.
El primer paso es cancelar el miedo repitiendo "cancelado" en voz alta, por lo menos tres veces. Luego se debe repetir alguna afirmación positiva, como, por ejemplo: "Yo Soy muy sano. Mi cuerpo físico está siempre saludable y fuerte". Luego la persona debe verse a sí misma saludable y feliz. Finalmente, debe sentir su cuerpo funcionando correctamente. Para finalizar, quiero mencionarte que NO existen enfermedades incurables; sólo existen personas incurables.

CÓMO GENERAR ENERGÍAS POSITIVAS
Las energías iguales se atraen. Esto significa que cuando tu vibración personal es muy baja.. se te presentan muchos problemas. Lo primero que debes hacer es mejorarla, para entonces atraer a tu vida situaciones y personas que te den más felicidad.

CUIDAR LA PALABRA
Para generar una mejor vibración personal, en primer lugar deberás ser muy cuidadoso con lo que pronuncias. Evita usar las "malas palabras"; ellas tienen una vibración muy baja y afectan tanto al ambiente como a las personas. Puedes utilizar las malas palabras una vez como descarga de tu enojo y eso es válido; el problema se presenta cuando se convierten en vocabulario habitual.
Otras palabras que tienen vibración muy baja son aquellas que pronuncian cuando uno se queja o critica a alguien. La Palabra tiene poder Creador.

Cuando nos quejamos de algo sólo estamos afirmando más el problema. Por otra parte, cuando criticamos a alguien estamos dándole más lugar a la percepción de nuestro ego que a la de nuestro Espíritu. El ego siempre marca las diferencias y nos aleja de estar en paz unos con otros. El Espíritu nos recuerda que "Todos somos Hijos de Dios y que ÉL nos ama a todos por igual.

La crítica hace que veas en el otro lo que no ves en ti mismo. Si la tomas de esta manera, puedes llegar a convertirse en una herramienta muy útil para tu conocimiento personal. Una vez que resuelvas tus propios problemas internos, dejarás de criticar a los demás.
Evita participar en discusiones o en reuniones donde sólo se hable vanamente. Cuida tu energía verbal y resérvala para decretar aquello que sea importante para ti

SELECCIONAR LAS IMÁGENES
Debes hacer un gran esfuerzo para concentrar toda tu atención en las imágenes que sean más positivas para tu evolución. Tal como lo vimos al estudiar el Principio del Mentalismo, las imágenes de guerra, crueldad, pobreza, enfermedad, catástrofes o cualquier otra situación que te haga sentir miedo o inseguridad... aumentarán más la sensación de estar separado de tu Creador y no te conducirán de ninguna manera a tener más paz.
Esto no significa que debas vivir ausente de lo que sucede en el mundo. Puedes informarte y conocer todas las noticias del momento sin que eso te haga sentirte culpable; lo importante es que aprendas a "concentrar tu atención en lo bueno". Sólo esto te ayudará a elevar tu energía personal. Presta atención a la reacción de tu cuerpo cuando lees una buena noticia. Seguramente sentirás alegría, más confianza y paz. Es probable que estés pensando: "Pero todos las noticias del mundo ahora son muy malas". Si ésta es tu idea, entonces cancélala inmediatamente; de lo contrario, te tocará ver todas las peores noticias del planeta. Por el contrario, si comienzas a creer que en el mundo también suceden cosas buenas, te enterarás de todo lo bueno.

LA SENSACIÓN FÍSICA
El placer es el camino más directo para aumentar tu energía personal. Es aconsejable practicar todas las actividades que te brinden placer físico, como los deportes, el baile, la gimnasia, el caminar por un parque o frente al mar y demás. La visita a lugares naturales siempre ayuda a elevar la vibración personal.
La risa de placer y aumenta considerablemente el nivel energético personal además de acelerar los procesos curativos del cuerpo. Rodéate de gente que te haga reír; mira programas cómicos, especialmente aquellos en que el humor no es personal; encuéntrale el lado cómico a todo lo que te sucede y verás cómo la soluciones aparecen más fácilmente. Si estás muy enojado y alguien te hace reír, notarás que no puedes volver a enojarte como antes. La risa y el enojo no son compatibles. Cuando más nos reímos, más rápido desaparece la ira.

A veces, es conveniente valerse del recuerdo de situaciones felices del pasado. La mayoría de la gente se pasa todo el tiempo recordando todo lo malo que le ha tocado vivir y lamentándose; eso sólo sirve para atraer más cosas malas al presente porque se está generando el mismo tipo de energías.
Si quieres vivir una situación muy romántica en el presente, puedes traer a tu memoria el recuerdo del momento más romántico y que hayas vivido en el pasado. Revive la sensación física sin poner la atención en la otra persona; sólo recuerda aquello que sentías dentro de ti y vuelve a experimentarlo. Cuando más lo hagas y disfrutes, más pronto tendrás a tu lado a la persona que te dará todo ese placer.

La razón por la que no debes poner la atención en quien estuvo a tu lado en el pasado es que, muy probablemente, ésta no sea la misma persona en el presente. Deja al Universo que te provea de la persona más adecuada para ti en el presente.
Las personas que se sienten solas y se quejan de su soledad, sólo atraen más soledad o relaciones que fracasan rápidamente. Si éste es tu caso y no puedes recordar ningún momento romántico de tu pasado, tienes que crearlo en tu imaginación.

Concéntrate en las imágenes, palabras y sensaciones que te ayuden a vibrar en la frecuencia del amor y, entonces, el amor aparecerá en tu vida.
Recuerda que las energías iguales se atraen sólo el Amor atrae el amor.


Fuente:bioterapiaeldespertar.

Agradecer no es cortesía, sino la señal de un poder extraordinario

Agradecer no es cortesía, sino la señal de un poder extraordinario
Por Edith Sánchez

Agradecer para muchos es un acto de cortesía casi automático. Dar gracias cuando te dan un regalo, cuando te hacen un favor o cuando otros tienen un gesto de amabilidad. El resto del tiempo no parece que sea importante agradecer por algo. La gratitud, entonces, se ha reducido a unas circunstancias específicas, básicamente de corte social.

Incluso en esas situaciones puntuales en las que cabe agradecer, muchas veces la gratitud no se experimenta desde el fondo del corazón. Sólo en los casos más extremos decimos “gracias” con total convicción. Y pasado un tiempo el sentimiento se desvanece.
“Seamos agradecidos con las personas que nos hacen felices, ellos son los encantadores jardineros que hacen florecer nuestra alma.”
-Marcel Proust-

Habrá quien piense que esto es lo adecuado. De eso se trata: decir “gracias” en el momento justo y, si es posible, devolver el favor, o la atención que nos han prodigado. ¿Para qué más? Aunque en el mundo actual eso sea cierto, actuando de esa manera en realidad estamos banalizando la gratitud. Olvidamos que esta es una fuerza extraordinaria, que contribuye a tener una mejor salud mental y que, muchas veces, desaprovechamos.

Agradecer es mucho más que decir “gracias”
¿Por qué a muchos les cuesta agradecer?
Hay muchas personas que sienten que no tienen nada que agradecerles a los demás.
Enumeran detalladamente las ocasiones en las que necesitaron algo y no recibieron la ayuda esperada. O la infinita cantidad de situaciones en que dieron algo a los demás y no fueron correspondidos. Su balanza entre lo que dan y lo que reciben siempre se inclina en contra de la gratitud.
Probablemente opera una lógica en la que los demás siempre están en deuda.
Se espera de los otros más de lo que pueden dar y, por eso, obviamente, siempre se quedan cortos. Creen que “pudieron haber dado más”. Así que, ¿por qué agradecer?

Quienes así piensan, suelen ser personas muy mimadas o cuyo ego ha sido exaltado desmedidamente
Cuando hay una alta dosis de narcisismo nunca será suficiente lo que den los otros, o lo que les proporcione la vida. Siempre van a sentir que se merecía más y, por supuesto, van a existir muchos más motivos para renegar que para agradecer.

La gratitud tiene poder
El agradecimiento es algo que se da al otro, a los otros, o a algo abstracto. Pertenece al mundo del dar, no del recibir. Pero como se anotaba antes, el sólo hecho de estar en actitud de agradecer, implica un gusto, una satisfacción, una suerte de felicidad.  También ennoblece el corazón.

De no ser por las acciones de otros, probablemente, ni siquiera estaríamos vivos.
Si lo estamos es gracias a esa madre que nos gestó, que sufrió los dolores del parto para darnos a luz y que preservó nuestra vida cuando no podíamos hacerlo por nosotros mismos. No importa si ella misma no estaba lista para ser madre, o si pudo hacerlo mejor. Es solo acto de la maternidad ya implica una ofrenda. También cuentan quienes ayudaron a que naciéramos, a que creciéramos, a que no muriéramos en esos vulnerables primeros años.
De ahí en adelante tenemos maestros que nos han instruido, compañeros de juegos, a veces amigos que nos han escuchado, a veces amores que han apostado por nosotros, a veces gente que ha confiado en nuestro trabajo.
Nuestro día a día es posible gracias a muchas personas, pero a veces no lo notamos.
No somos capaces de ver su gran aporte. Más bien nos concentramos en lo que dejan de hacer.  Vivir agradecidos es vivir muy cerca de la felicidad. Más que una virtud, o un valor, es una actitud frente a la vida.
Sólo se puede agradecer si se es humilde. Si se comprende que nadie nos debe nada, ni tiene la obligación de complacernos. Cuando entendemos eso, damos un gran paso hacia adelante.
Edith Sánchez

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